Federico Massan está acusado de prender fuego vivo y así provocarle la muerte a Luis Quenta, el cuidador de camping evangélico de Chapadmalal.
El fiscal Leandro Arévalo solicitó a los jueces del Tribunal Criminal N°1 que condenen a prisión perpetua a Federico Massan (27), el joven acusado de prender fuego vivo al cuidador del camping Luis Quenta (69), quien días después falleciera.
En la audiencia de alegatos, que también contó con una breve declaración del imputado admitiendo el hecho pero justificado en el estado de intoxicación por drogas que llevaba, Arévalo entendió que estaba indiscutiblemente probado que Massan prendió fuego a Quentas para ocultar que lo delatara luego de golpearlo y previo a robar una computadora y una motocicleta.
El homicidio agravado por alevosía y criminis causa, tal la figura expuesta por el fiscal, conlleva una pena invariable de prisión perpetua.
En tanto la defensora oficial, Gabriela Peña, solicitó que se declare inimputable a Massan por considerar que no comprendía los actos a partir de la ingesta tóxica de estupefacientes. De manera subsidiaria, aunque con poca fundamentación, la defensora pidió que solo se lo condenara por homicidio simple sin ninguno de los agravantes planteados por Arévalo.
Los jueces del Tribunal N°1, Pablo Viñas, Jorge Rodríguez y Facundo Gómez Urso habían escuchado a Massan, en lo que fue el cierre de la reproducción de prueba propiamente dicha. Massan hizo valer su derecho a declarar y expresó que conocía a Quenta por haber participado en las actividades de la congregación evangélica que gestiona el camping y que esa noche consumió drogas hasta perder la noción de la realidad.
En esas circunstancias relató que Quenta se lo cuestionó y que lo maniató con intenciones de matarlo. Pero que no pudo siquiera lastimarlo y por eso fue que prendió fuego la casilla.
De ese modo redujo la consecuencia de la muerte de Quentas a un hecho no deseado y también minimizó el robo. La motocicleta la usó para escapar, aseguró.
El brutal crimen ocurrió el 26 de marzo de 2018 en el Campamento Hebrón, un predio ubicado en la zona de Chapadmalal y que está bajo administración de la comunidad evangélica.
Ese sitio tenía como cuidador a Quentas, oriundo de Bolivia y también conocido como “Quintita”. Massan tenía antecedentes por robo, hurto, robo calificado y encubrimiento, además de ser asiduo consumidor de drogas. Esa condición conflictiva hizo que su familia lo involucrara con la iglesia en busca de una mejora. Así fue como conoció el campamento y a Quenta.
El 26 de marzo Massan llegó a las instalaciones del camping y se dirigió a la casa de Quenta. A partir de peritos y testigos se pudo reconstruir que a medianoche o primeras horas de la madrugada Quenta fue prendido fuego mientras permanecía atado a su cama. Para ello el atacante se valió de combustible, como agente acelerador del fuego.
A las 7 Quenta logró quitarse las ataduras (algunas estaban derretidas sobre sus brazos quemados) y se dirigió hacia la Granja La Piedra, ubicada a 200 metros y pidió ayuda. Mientras era trasladado al Hospital donde moriría el 2 de abril, el cuidador del camping llegó a decir que el atacante había sido Massan.
Massan fue detenido en Necochea, ciudad de donde es oriundo, luego de que la Policía rastreara la motocicleta. Desde entonces permanece en prisión y la semana próxima sabrá cuántos años más deberá quedarse. Una de las posibilidades es la máxima pena que contempla el Código Penal Argentino. Perpetua.
Las posibilidades de que se acepte el planteo de inimputabilidad son escasas, ya que prevalecen distintos indicadores en la reconstrucción de los hechos que demuestran que Massan era consciente de sus actos.